En Bory Pet, la historia de este gato callejero nos conmovió profundamente. Cuando lo encontramos, estaba en un estado lamentable; alguien le había hecho mucho daño, y es difícil ver cada parte de su cuerpo. Necesitaba ayuda urgentemente, así que no perdimos ni un segundo en intervenir.
Lo llevamos de inmediato al veterinario. El equipo no se anduvo con rodeos: revisaron cada herida, le limpiaron las heridas y le dieron medicamentos de inmediato. Pero no solo su cuerpo estaba maltratado; también le tenía pánico a los humanos. Pero aquí está la clave: luchó. Incluso cuando le dolía muchísimo, seguía luchando.

Pasaron las semanas y, poco a poco, sus heridas comenzaron a sanar. Su pelaje volvió a crecer, poco a poco. ¿Pero la verdadera victoria? Volvió a confiar en los humanos. Primero, dejó de bufar cuando llegó el veterinario. Luego, durante la hora de comer, incluso le dio un empujoncito a la mano de una enfermera; suave, como si estuviera probando si estaba bien. Esos fueron pequeños pasos, pero ¿para él? Fueron enormes.
Ahora es muchísimo más fuerte. Persigue ratones de juguete y ronronea de verdad cuando le rascamos las orejas. Ya no es ese gato callejero asustado; solo un gato normal que descubre lo que se siente estar seguro.

¿Qué le espera? Un hogar de verdad. Pero no vamos a dárselo a cualquiera. Buscamos personas que entiendan su pasado, personas que le brinden resistencia y cariño. Se lo ha ganado con creces.
¿Todo este viaje? Por eso hacemos lo que hacemos. Cuando alguien se preocupa lo suficiente como para intentarlo, incluso las cosas más dolorosas pueden empezar a sanar.
