La labor de 18 años de la Sra. Cai por los gatos callejeros

La Sra. Cai nunca se propuso rescatar gatos. Todo comenzó hace 18 años, en una fría noche sin sangre, cuando vio a una gata callejera embarazada escondida debajo de su máquina de limpieza. Intentó ayudarla, pero la asustadiza gata huyó corriendo.

A la mañana siguiente, la gata y sus tres pequeños gatitos recién nacidos murieron congelados en la nieve. Ese momento la destrozó, e hizo una promesa en ese mismo momento: Ningún gato más moriría así.

Su casa se convirtió en su refugio

Tras jubilarse, la Sra. Cai convirtió su propia casa en un refugio. Hoy, 70 gatos la han elegido como hogar, y ella ha reorganizado todo para mantenerlos felices y sanos:

Refugios de invierno: Cajas de cartón forradas con mantas gruesas, para que los gatos se mantengan calentitos cuando hace frío.

Comederos: Aquí no hay croquetas baratas; sirve filetes, camarones e incluso leche especial para los más exigentes.

Espacios limpios y divertidos: Limpia los contenedores de basura a diario y cambia los juguetes varias veces para que los gatos no se aburran.

Para poder costearlo todo, cambió su amplia casa por una pequeña de alquiler; cada centavo que ahorra se destina a comida y medicamentos para gatos. Su hija también colabora con los gastos.

Un día en la vida: Agotador, pero vale la pena

Cuidar a 70 gatos no es tarea fácil. La Sra. Cai ya tiene 65 años, con piernas terribles y problemas cardíacos, pero nunca baja el ritmo:

Por la mañana: Examina a cada gato para detectar lesiones o síntomas de enfermedad. Si alguno se encuentra mal, les da medicamentos, suaves pero firmes.

Tardes: Es hora de lavar la ropa y limpiar: lavar la ropa de cama, fregar los pisos y cambiar los juguetes viejos por nuevos para mantener a los gatos entretenidos.

Noches: Sirve la cena y se asegura de que los gatos más tímidos se animen un poco más a comer.

¿Lo más difícil? Las noches con gatitos huérfanos. Necesitan biberón cada pocas horas, algo que ha hecho fielmente durante 18 años, incluso en las noches en que está agotada.

Enseña a otros a cuidar también

La Sra. Cai no se limita a rescatar gatos, sino que anima a sus vecinos a ser parte de la solución:

Adopta, no compres: "Todo gato merece un hogar de verdad, no una jaula para mascotas", dice.

Esteriliza a tus mascotas: Esterilizar o castrar es la mejor manera de evitar que los gatitos más grandes se queden sin hogar.

Detecta problemas de salud a tiempo: Enseña a las personas a observar los síntomas de problemas comunes, como diabetes o enfermedades de las encías, para que los gatos reciban ayuda más rápido.

La gente suele acudir a su "ejército felino" y también se marcha intentando colaborar.

Cómo puedes ayudar tú también

La historia de la Sra. Cai demuestra que una sola persona puede marcar la diferencia. Y no tienes que hacerlo solo; aquí te explicamos cómo colaborar:

Acoge o adopta: Dale a tu gato un lugar seguro donde quedarse, aunque sea por poco tiempo.

Dona suministros: Los refugios suelen necesitar más comida, arena o juguetes; todo ayuda.

Hazte voluntario: Pasa una tarde limpiando jaulas o ayuda a llevar a los gatos al veterinario.

Corre la voz: Dile a tus amigos y familiares: "Esteriliza a tus mascotas. Nunca las abandones".

"Cada gato que compras ronronea 'gracias' a su manera", dice la Sra. Cai. "Y cada una de estas vidas importa".

es_ESEspañol